






RINOPLASTÍA
La alteración en la forma de la nariz es una de las causas estéticas que ocasiona más preocupación de la imagen y en ocasiones incluso trastornos psicológicos. El desarrollo de la nariz es tardío y suele coincidir con el inicio de la adolescencia, momento en que la aceptación de un problema estético es más difícil de asumir. La rinoplastia es una intervención quirúrgica destinada a la corrección de deformaciones nasales mediante la modificación de su forma, lo que conlleva a una mejora del equilibrio y la armonía facial. Es una de las operaciones más frecuentes que realiza el cirujano plástico.
La nariz es un órgano respiratorio cuya función tiene una gran transcendencia. El cirujano deberá tener presentes en todo momento ambos conceptos, el funcional y el estético, y considerarlos como un hecho inseparable. Si existiera una dificultad respiratoria puede ser tratada en el mismo acto quirúrgico.
Existen dos formas de llevar a cabo esta intervención.
Rinoplastia cerrada: La operación se realiza a través de incisiones en el interior de los orificios nasales de tal forma que no queda visible ninguna cicatriz externa. A través del interior de la nariz, el cirujano puede tallar y modelar los huesos y cartílagos nasales y configurar una nueva estructura. De esta forma la piel y las mucosas se retraen y adaptan hasta conseguir la forma deseada.
Rinoplastia abierta: Para aquellos casos con mayor grado de dificultad como la modificación de grandes deformidades de la punta. EL cirujano accede directamente a las estructuras de la nariz mediante una pequeña incisión en la base de la columela, que dejará una cicatriz prácticamente inadvertible.
Rinoplastia Ultrasónica: Esta innovadora técnica introducida en España por el Dr. Jorge Planas, consiste en la utilización de un dispositivo ultrasónico que maximiza la precisión en la intervención y permite limar y fracturar los huesos propios de la nariz sin lastimar los tejidos blandos ni los vasos sanguíneos, lo que hace que no aparezcan hematomas, reduciendo de forma substancial las molestias postoperatorias y evitando el incómodo taponamiento.
Rinoplastia de aumento: La rinoplastia no siempre es una cirugía reductiva. Hay pacientes que necesitan aumentar el tamaño de su nariz para dar más relieve a la punta, para levantar un dorso hundido o para corregir deformidades tanto de origen congénito como traumático. En estos casos, el cirujano suele recurrir a injertos con tejidos del propio paciente para dar forma o sostén a la nariz.
La técnica de regeneración dérmica, inventada y publicada por el Dr. Jorge Planas es muy útil para corregir narices hundidas por traumatismos, cirugías anteriores no exitosas, narices de raza oriental o simplemente por ser narices con el caballete deprimido.
La utilización del regenerador dérmico Integra en rinoplastia permite la generación de una dermis de mayor grosor para dar forma a la nariz, incrementar el tamaño y/o modificar el ángulo naso frontal.
La gran ventaja de esta técnica es que no utiliza material sintético alguno, y evita tener que usar cartílago auricular o de costillas para conseguir el mismo objetivo.
Nariz corta: En ocasiones se precisa realizar injertos de cartílago del propio paciente para alargar una nariz corta.
Cada rinoplastia es un caso diferente que debe evaluarse con detenimiento. No se trata únicamente de reducir o aumentar el tamaño de la nariz, sino de adaptarlo a las facciones y características propias de cada persona. En este tipo de cirugía estética el diálogo con el paciente para contrastar sus deseo y perspectivas con las posibilidades de mejora que ofrece la intervención es especialmente importante.
El paciente ingresa por la mañana el mismo día de la cirugía y se va de alta por la tarde. No precisa pasar la noche en la clínica.
La rinoplastia puede realizarse con anestesia general o local con sedación.
El resultado de una rinoplastia es un paciente satisfecho y agradecido, que se adapta rápidamente a su nueva imagen y que, a su vez, aumenta su nivel de seguridad y autoestima.
Además de ser un elemento clave en la estética facial, la nariz es un órgano respiratorio cuya función tiene una gran trascendencia. Si el paciente también ha sido intervenido por dificultad respiratoria (septoplastia, cornetes…) además de la mejora estética respirará mucho mejor.
Tal como sucede en todas las intervenciones, el examen médico previo es imprescindible para detectar cualquier posible anomalía que pudiera contraindicar la operación. La piel de la nariz y de su entorno debe estar libre de inflamaciones o infecciones y, como es lógico, deberá cuidarse de cualquier proceso gripal o catarral que provoque síntomas de congestión nasal.
Al término de la operación, el paciente sale de quirófano con un leve taponamiento nasal y con una férula que cubre su nariz. En los primeros días pueden presentarse edemas y hematomas en las zonas cercanas, particularmente en los párpados. El taponamiento nasal se retira al tercer día. La férula de plástico que cubre la nariz se retira al sexto día.
El postoperatorio de una rinoplastia no es en absoluto doloroso y por lo general no se emplean analgésicos. Si tiene ganas de estornudar, hágalo con la boca abierta, dejando salir el aire libremente. En el momento de retirar la férula, los edemas y hematomas visibles ya habrán desaparecido y la nariz se encontrará en unas condiciones lo suficientemente óptimas como para que el paciente pueda realizar su vida con normalidad. Sin embargo, el aspecto estético definitivo deberá seguir una evolución que llevará un tiempo no inferior a seis meses. Se trata de una evolución lenta y progresiva que puede incluso pasar desapercibida. Sin embargo, hay que insistir en su gran importancia para el resultado definitivo.